紫式部日記のコメント 「むらさきしきぶのコメント」
El diario de la dama Murasaki – reseñas
Muchísimas gracias por las reseñas enviadas que publicamos a continuación por orden de recepción. Con el resto de los libros del ciclo haremos lo mismo y os animamos a compartir vuestras impresiones con los miembros del club de lectura.
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Reseña de Julioさん
El diario de la dama Murasaki es una interesante y detallada mirada a la vida de la corte imperial durante el periodo Heian. Un pequeño pedazo de historia, tradiciones y cultura del Japón ancestral.
Sin embargo, y más importante, es una ventana a la mente y corazón de la escritora más importante en la historia de Japón, Murasaki Shikibu. Una mujer misteriosa, reservada y con un aire de nostalgia. En las páginas de su diario refleja su visión del mundo, sueños, miedos, contradicciones y esperanzas. Con una marcada sinceridad, reflexiona sobre su rol como hija, dama de compañía y mujer en una sociedad totalmente distinta a la que nos encontramos.
Lo más interesante de la obra es sin duda las reflexiones y prosa de Murasaki. Describe con mucho color sus entornos, ideas, sucesos y pensamientos y va dibujando una imagen personal y de la mujer del Heian, donde capas y capas conforman ideas y temas interesantes e incluso, podría decirse adelantados para su tiempo. Da gusto perderse en los pasillos de la mansión mientras Murasaki transporta al lector en cada página del diario.
Escrito durante el mismo periodo que el Genji Monogatari, se notan las influencias y estilo de ambas obras, propias de Murasaki. Este diario es una excelente lectura para sumergirse de lleno y descubrir el Japón de Heian y a la genio que se encuentra detrás de la obra literaria más importante de Japón.
«¡Ojalá pudiera hacerte saber todas las cosas buenas y malas que hallo en este mundo, empezando por las que hacen referencia a mi propia vida…»
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Reseña de アラスカさん
"El diario de la dama Murasaki"
Recientemente he tenido en mis manls la obra de la enigmática Murasaki Shikibu (973-c.1013), "El diario de la dama Murasaki". Una lectura sugestiva e inmersiva que me transportó a la corte Heian, en la que la autora servía como dama en el séquito de la Emperatriz Shōshi.
Si lo que relata Murasaki es verdaderamente significativo es por el valor de su testimonio, en primicia, detallado, con luces y sombras de cuanto veía y sentía. Es precisamente ahí, en la silueta de sus pensamientos y anhelos dónde se encuentra, bajo mi perspectiva, la gema de estas páginas.
La imagen que tiene de ella misma, mermada por los años y su situación, la visión que nos ofrece del comportamiento en la corte hacia la mujer, ya sean estas las damas de compañía, la Emperatriz o las médiums que acuden al parto de esta, nos transmiten la idea de que la figura de la mujer, como ser y como concepto, tan sólo cumplian una finalidad: servir en toda la extensión de la palabra. Habiendo, por supuesto, rivalidades entre ellas a causa de trivialidades, que no lo eran tanto, como su físico, sus conocimientos, modales o indumentarias.
Numerosas son también las anécdotas de la vida palaciega que la autora describe, con lujo de detalles, como las ceremonias acaecidas tras el nacimiento de su Excelencia el Príncipe, los bailes en el festival Gosechi o la música que tocan los músicos con sus flautas desde las barcas en el lago de Palacio. Y tal es la riqueza de su relato que se la ha comparado con escritores occidentales de tanta relevancia como Cervantes o Balzac.
Es, sin duda, una obra llena de matices, de realidades superpuestas, de calma exterior y bullicio interno que nos lleva de la mano mil años atrás para, luego, devolvernos a nuestra realidad. Una en la que, pese a haber evolucionado hasta llegar a la luna, seguimos buscando respuestas a las mismas preguntas, tratando de encontrar nuestro camino mientras nos invaden sentimientos de añoranza o nos emocionamos con los pequeños destellos pasajeros que conforman el mismo mundo que habitó Murasaki Shikibu.
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Reseña de Manuelさん
Al principio, cuando empecé a leer el libro, se me hizo un poco pesado, por la cantidad de nombres que aparecen y por los cargos que ocupan; además, la gran cantidad de notas aclaratorias a pie de página, si bien ayudan a la compresión del relato y son muy útiles, ralentizan la lectura.
La obra no la veo como un diario en sí, sino como un relato de cómo era la vida en el palacio donde ella trabajaba. Y cuenta, con bastante detalle, lo que sucedía en la corte imperial. Tengo la impresión de que ha sido escrito por orden de alguien para guardar un recuerdo del nacimiento del príncipe heredero, Atsuhira.
A partir del capítulo 50 la lectura se hace más amena, ya que pasa a describir la psicología humana de algunos personajes que frecuentan el palacio imperial, y se la ve con ganas de hablar ―escribir― sobre cómo se comportan sus, digamos, compañeras de trabajo.
Me da la impresión, a pesar de que apenas habla de su vida personal fuera del trabajo, de ser ―Murasaki Shikibu― una persona con mucha vida interior y muy culta. Y lo digo por lo que escribe en la página 173, cuando dice: “…hay pocas personas que reúnan muchas cualidades y la verdad es que tendemos a censurar al prójimo basándonos en criterios muy personales”. Es posible que fuera una persona muy sensible, ya que le preocupaba mucho lo que pensaban de ella. Y también porque se lamenta del duro trabajo de los portadores del palanquín que transporta al emperador. Otra frase que considero muy interesante es cuando dice: “…no cabe duda de que hasta en las cosas y momentos más triviales de la vida se puede descubrir poesía y encanto” (pág. 184).
Hay otra cosa que me llama la atención. Se supone que el trabajo suyo, en la corte imperial, era un trabajo seguro y bien considerado; sin embargo, tiene inseguridad sobre su futuro, tal como puede leerse en las páginas 128 y 142, ¿por qué?
Considero que sí es un libro interesante, aunque a mí, al principio, me haya parecido un poco pesado de leer ―hasta el capítulo 50, después ya no― quizás porque desconozco la historia de la época Heian.
El 24 de diciembre del año 2007 compré los dos tomos de “La novela de Genji”, y los tengo en casa, todavía sin leer. Quizás ahora que conozco más sobre la época de la autora me anime a leerlos.
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